15/6/20
 KESULAL, PLANTANDO EL FUTURO DE LAS ALDEAS DE UDAIPUR

KESULAL, PLANTANDO EL FUTURO DE LAS ALDEAS DE UDAIPUR

15/6/20
Charlamos con Kesulal, uno de los agricultores que guía a las familias que reciben semillas para crear sus propios cultivos en zonas rurales de Udaipur.



Udaipur está rodeada de pequeñas aldeas de tierras secas y áridas, en las que puede resultar muy complicado obtener cosechas. Sin embargo, el esfuerzo y el tesón hace que muchas familias puedan autoabastecerse, de sus propios huertos con el suministro de semillas y el apoyo y seguimiento de agricultores. Uno de ellos, es Kesulal, un trabajador local que se ha unido al equipo de Kolam para llevar a cabo el proyecto de agricultura familiar ‘Plantando su futuro’, que desde su origen en 2015 ha llegado a unas 470 familias, en los núcleos rurales de Khardia, Parevi y Dadwali.


Kesulal era una persona ideal para participar en este proyecto ya que había colaborado con otras ONG y trabaja para el Gobierno en el reparto de alimentos básicos, por lo que le sería más fácil detectar a los beneficiarios. “He vivido toda mi vida aquí y llevo muchísimos años trabajando en esta zona, conozco muy bien a todas las personas que viven aquí y sus necesidades”, explica el agricultor, quien comparte labor con otros agricultores locales.


Los fundadores de Kolam, Víctor y Raquel, contactaron con él. “Me sorprendió mucho que dos extranjeros hablaran un poco de hindi. Me contaron los proyectos que llevaban a cabo y su interés por la agricultura familiar en esta zona. En seguida fluyó todo, entendieron muy bien toda la problemática que hay”, recuerda Kesulal sobre ese primer contacto. 



Cerca de 470 familias se han beneficiado de este proyecto


Su trabajo consiste en identificar a familias de estas aldeas que tengan necesidades, pero también cierta estabilidad que les permita comprometerse con el cuidado de los cultivos ya que requiere mucho trabajo, esfuerzo y constancia. Así, Kesulal transmite al equipo datos de posibles beneficiarios, se valoran las propuestas y si son aptas, se pone en marcha el proyecto.

Se suministra semillas de temporada a las familias, como pueden ser tomates, berenjenas, judías, maíz o chili, entre otros. Kesulal se encarga de darles estas semillas y enseñarles cómo se deben cuidar los cultivos, así como de prestarles las herramientas necesarias.






El agricultor les acompaña en este proceso que no es fácil, ya que se tiene que desarrollar en un terreno, poco agradecido y a veces se presentan dificultades para el riego debido a la escasez de agua que se produce varias veces al año. “Hay familias a la que les cuesta mucho y necesitan más soporte. Entonces voy todas las semanas; hay otras personas que enseguida aprenden cómo hacerlo y entonces no voy tan a menudo”, cuenta Kesulal.

El objetivo principal de este proyecto es mejorar la vida de las personas sin necesidad de que se desplacen de sus aldeas ni de que se establezca una relación de dependencia hacia la entidad. Y es que cuando se recogen la cosecha en la que tanto se ha trabajado, las familias pueden autoabastecerse o vender las verduras y hortalizas que les han sobrado, obteniendo así ganancias económicas.

Lo vendemos conjuntamente casi siempre. Todas las familias aportan lo que no quieren para ellas y luego se reparte el dinero de la venta de manera proporcional”, relata el agricultor, quien asegura que el proyecto es un “éxito” ya que todos los participantes han aprovechado las semillas y han repetido en el proyecto, mientras otros han seguido por su cuenta con sus propias semillas.


“Lo vendemos conjuntamente casi siempre, todas las familias aportan lo que no quieren para ellas y luego se reparte el dinero de la venta de manera proporcional”


En este proyecto, Kesulal ha trabajado mano a mano principalmente con las mujeres de las familias beneficiarias, ya que son quienes se suelen encargar del cuidado del cultivo. Y es que ‘Plantando su futuro’ ha ayudado a ensalzar el papel de la mujer en estas zonas rurales. A través del cuidado y los beneficios de los cultivos, ellas obtienen ingresos para su hogar, a veces más que el hombre de la familia, que está atado a trabajos precarios y temporales.


Esta iniciativa y todos sus logros hacen que el trabajo que realiza el equipo valga la pena. Así lo destaca Kesulal, quien incide en que le motiva: “ver que las personas vuelven a tener ilusión para salir adelante”.

Este trabajo me ha aportado la adaptación a una entidad extranjera y un mayor reconocimiento de mi labor de cara a los vecinos”, precisa, para añadir que formar parte del proyecto también le ha supuesto una “mejora de las condiciones de vida” ya que recibe un salario justo. “Kolam también me ha ayudado en otros aspectos como son los estudios de mi hija, sanidad para mi mujer y para construir una letrina en casa”, agradece este agricultor.






Además, a Kesulal también le gusta la emoción y alegría de ver los frutos salir porque las familias ven que el trabajo ha valido la pena. “Se lo cuentan entre ellas y ves recompensando el esfuerzo”, confiesa. Otro de sus momentos favoritos es cuando reciben visitas de voluntarios u otros miembros de la ONG: “Me gusta mucho enseñar mi tierra a personas de fuera, que puedan conocer una parte de la India que es menos conocida. Aunque no hablemos el mismo idioma, me divierto”.

“Me gusta mucho enseñar mi tierra a personas de fuera, que puedan conocer una parte de la India que es menos conocida”

No obstante, también recuerda otros momentos más duros. “Las familias con las que trabajamos son personas con muchos problemas. Cuesta mucho ayudarles porque tienen muchos frentes abiertos. Lo paso realmente mal cuando envían a los niños a otros estados y les perdemos la pista. Kolam también intenta escolarizarlos y cuando por fin, ves que todo se empieza a enderezar, desaparecen”, cuenta Kesulal.

Con los malos y buenos momentos, este agricultor se queda con todos los beneficios que produce el proyecto ‘Plantando su futuro’ en su zona rural. Por último manda un mensaje a todos aquellos que ayudan o piensan ayudar a que los proyectos de Kolam en Udaipur y sus alrededores sigan en marcha: “Solo les puedo dar las gracias”.