UNA EXPERIENCIA DE VOLUNTARIADO EN UDAIPUR

21/8/20


Entrevistamos a Iolanda, una de las voluntarias que viajó a India el verano pasado para colaborar en los proyectos de Kolam




Kolam está formado por un amplio equipo de trabajadores locales y voluntarios. Todos ellos ayudan a mantener los proyectos que tenemos en marcha. Algunos incluso han tenido la posibilidad de apoyar nuestras iniciativas desde el terreno, en Udaipur, con nuestro programa de voluntariado internacional.

Para que conozcáis un poco más sobre esta oportunidad, hablamos con Iolanda, quien viajó desde Barcelona a India en el verano de 2019 para participar como voluntaria en un proyecto concreto, la Casa de Acogida. Una experiencia enriquecedora, que volvería a repetir y que cambió su forma de enfocar la vida.



PREGUNTA: ¿Cómo conociste Kolam?


R: Estaba buscando una ONG que trabajara en India para poder irme de voluntaria en verano. Había estado en la India hacía unos años como turista y su cultura me había cautivado. Quería una ONG pequeña, que actuara a nivel local, que no estuviera en una gran ciudad y que no fuera conocida. Pasaban las semanas y no lograba encontrar ninguna y, un día, hablando del tema en el trabajo, una compañera me habló de Kolam. 



P: ¿Por qué decidiste ser voluntaria? 


R: Era algo que siempre había querido hacer, pero no encontraba nunca el momento. El año pasado se dieron las circunstancias adecuadas en mi vida, así que lo hablé con una amiga y no nos lo pensamos. 



P: Cuéntanos sobre tu viaje: ¿Cuándo fuiste? ¿Qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza cuando llegaste a India? ¿Y a Udaipur?


R: Estuve quince días en agosto de 2019. Cuando llegué a India me sentí como en casa. Ya había estado allí y sabía, en parte, lo que me encontraría. India es mucho más de lo que se ve. Muchos ven pobreza y miseria, pero si hablas con la gente local puedes descubrir una cultura acogedora y preocupada por el mundo que les rodea. 


Udaipur es una ciudad preciosa, rodeada de lagos y con un centro maravilloso. La casa de acogida de Kolam se encuentra a las afueras de Udaipur, a unos 15 o 20 minutos en coche del centro. Es una zona tranquila, donde todo el mundo se conoce. La gente local en seguida tuvo curiosidad por saber quienes éramos y qué hacíamos allí.
 

“Muchos ven pobreza y miseria, pero si hablas con la gente local puedes descubrir una cultura acogedora y preocupada por el mundo que les rodea”


P: ¿En qué consistía tu labor de voluntaria? ¿En qué proyectos colaboraste?


R: Estuve de voluntaria en la casa de acogida de Udaipur. Los niños que viven allí van al colegio cada mañana. Después de comer reciben clases de refuerzo. A partir de esa hora los voluntarios organizábamos juegos, manualidades...para hacer con ellos durante unas dos horas, hasta que llegaba la hora de ducharse, cenar, lavarse los dientes e ir a la cama. Les ayudábamos en sus hábitos de alimentación e higiene.




P: ¿Recuerdas el momento más bonito? ¿Cuál o cómo fue? Cuéntanos alguna anécdota.


R: No se si es el momento más bonito, pero recuerdo con especial cariño los paseos que dábamos con los niños. A dos minutos andando de la casa de acogida hay una pequeña tienda donde venden un poco de todo: productos básicos de alimentación, productos de higiene...¡Y bolsas de patatas fritas! A los niños y niñas les encantaba ir a la tienda, comprar una bolsa de patatas y seguir paseando y jugando por la calle. Encontraban la felicidad en pequeñas cosas como estas y eso me maravillaba. 


Recuerdo también con especial cariño mi último día en Udaipur. Era el cumpleaños de Nirmala, la profesora que da refuerzo a los niños cada tarde. Decidió celebrar su cumpleaños con sus alumnos, su familia y con nosotros. En ese momento me pregunté ¿cuántas personas en España compartirían el día de su cumpleaños con los estudiantes y voluntarios de una ONG?


“Encontraban la felicidad en pequeñas cosas y eso me maravillaba”


P: ¿Te cambió la experiencia? ¿Qué es lo mejor que te has llevado de ella?


R: La experiencia me cambió la manera de enfocar mi vida. Después de visitar India como voluntaria entendí cuales deben ser las prioridades a la hora de afrontar la vida. Descubrir la sencillez con la que viven y lo felices que son te cambia la perspectiva de las cosas. Valoro más las oportunidades que me brinda la vida. He aprendido a aprovecharlas al máximo, a arriesgarme y a luchar con más fuerza por aquello que quiero. 



P: ¿Qué fue lo que más te gustó de la cultura India? ¿Y de Udaipur?


R: India es sinónimo de acogida. La primera vez que estuve en India recuerdo que algunos locales me invitaban a tomar chai a sus casas, se paraban para hablar contigo e interesarse por tus orígenes y te ayudaban sin esperar nada a cambio. Fue una de las cosas que más me sorprendieron. Cuando estuve como voluntaria sentí esa misma acogida...¡incluso más!  

De Udaipur lo que más me gustó es que, el centro de la ciudad, es como un pequeño pueblo. El tráfico está “restringido” y, a pesar de que es una zona turística, se puede pasear tranquilamente. Fuimos tantas veces por esa zona -a comprar material para las manualidades, a hacer turismo, a tomar clases de arte…- que los comerciantes nos conocían. 

Del personal de Kolam -tanto Raquel y como Víctor, como el personal local- me llevo la misma impresión: desde el primer día me sentí como en casa a más de 8.000 kilómetros de mi hogar. 




P: ¿Cómo de necesaria consideras que es la labor de Kolam?


R: La considero imprescindible. Dan futuro a familias que no existen para la administración de India: familias indocumentadas, que no tienen acceso a ningún tipo de ayuda, que no valoran la educación para sus hijos e hijas… Tienen proyectos que empoderan a las mujeres en un país en el que el sexo femenino no cuenta, dan oportunidades de progresar a familias que han sido abandonadas por el sistema de India… En definitiva, Kolam trabaja para implantar pequeños cambios que permitan mejorar una sociedad.  


 “Kolam trabaja para implantar pequeños cambios que permitan mejorar una sociedad”  


P: ¿Volverías a repetir la aventura? ¿Tienes en mente otros voluntariados de este tipo?


R: Sin duda. Volvería a India y volvería con Kolam. Creo que por más veces que la repitiera, siempre me llevaría algo nuevo y aprendería de la cultura de India. 

Por otro lado, también me gustaría hacer otros voluntariados de este tipo en otros países. Incluso me planteo hacerlos dentro de España. 



P: ¿Qué le dirías a alguien que se plantea hacer un voluntariado en Kolam?


R: Que no se lo piense. Que lo que te llevas de la experiencia supera con creces lo que inviertes. Cuando llevaba un par de días en Udaipur ya pensaba que mi estancia en Kolam había merecido la pena.